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Un bólido sobre Castilla la Mancha anuncia la lluvia de estrellas de las Táuridas
- Menos popular que las lágrimas de San Lorenzo, se produce cada año entre octubre y noviembre
La noche pasada, en los cielos de Castilla la Mancha se pudo divisar una de las primeras bolas de fuego del año procedentes del cometa Encke, con el cual la Tierra se cruza cada otoño. Ambos giran alrededor del Sol y, al pasar nuestro planeta por la órbita de Encke, algunas de los millones de partículas de la cola del cometa alcanzan la atmósfera terrestre y se desintegran dejando un rastro de luz. Cuando estas partículas tienen una entidad considerable, como fue el caso de anoche, su desintegración se advierte desde la superficie terrestre como un bólido, o bola de fuego, y no como una pequeña estrella fugaz.
Menos popular que las Perseidas, o lágrimas de San Lorenzo, la lluvia de estrellas de las Táuridas es un fenómeno anual que suele generar multitud de bólidos y los observatorios españoles lo registran con atención. La bola de fuego de la pasada noche fue divisada, entre otros, por el Observatorio Astronómico Hispano-Alemán de Calar Alto, situado en la Sierra de Los Filabres, al norte de Almería.
Se trata de uno de los observatorios acostumbrados a comunicar este tipo de fenómenos a la ciudadanía: “Al principio no dábamos noticia de ello, pero como se ven a simple vista y son espectaculares, recibíamos muchas llamadas de personas que nos preguntaban qué era eso que habían visto. Por ejemplo, en Navidad de 2014 pasó por todo el cielo español uno de los bólidos más espectaculares que hemos visto y tuvimos una avalancha de llamadas. Por eso pensamos que es muy interesante dar respuesta a la población sobre este tipo de acontecimientos”, explica a Big Vang Enrique de Guindos, jefe del Departamento de Informática del observatorio almeriense.
Órbita y espectro de color, informaciones clave
Muchos profesionales en España se dedican a observar y analizar la actividad de los bólidos. Los que proceden de cometas o asteroides que orbitan alrededor del Sol son previsibles, pero es complicado saber el momento exacto en el que aparecerán. Otros son partículas solitarias, restos de la formación del Sistema Solar, mucho más imprevisibles. Así pues, el análisis de todos ellos es siempre a posteriori.
En cualquier caso, resalta de Guindos, la órbita de los bólidos y también el espectro de color que emiten es de gran interés: “Nos permite conocer, por ejemplo, de qué material están hechos sus progenitores”. Este, como recuerda el experto, es uno de los objetivos del llamado proyecto Smart, que está liderado por el profesor José María Madiedo de la Universidad de Huelva, cuenta con la colaboración de observatorios como el de Calar Alto y pretende analizar las partículas que llegan a la atmósfera desde tierra firme.
Quelle: La Vanguardia